Aquellos sabados de madrugada, cuando me levanto y hago la cama
me ducho y me visto, y mientras, miro el reflejo de la ventana
y te observo, alli perdida en la luz que me muestra el cristal
te veo sentada, cogiendo un tren que tarda en llegar
no sabes a que hora llegaras ni si yo estare alli para verte llegar
llega el tren, te sientas, esperas
diez, quince, treinta, 60 largos minutos sentada y mirando por la ventana
mirando lo que crees que sera una tarde juntos
una tarde de cariño, de diversion y ante todo una larga conversacion
una conversacion cargada de cariño y amor.
Por fin para el tren, final de trayecto se escucha en el aire
Bajas, sales y alli me ves
esperando inquieto, nervioso, mirando de un lado a otro
me ves, me abrazas y me dices cuanto me anhelas
suspiras, piensas
¿En que piensas?
Llegamos, paseamos, nos miramos
nunca es igual, nunca es normal, nunca se repite
nunca aburre, nunca cansa, nunca fatiga
siempre animados, siempre arrimados, siempre cercanos
de nuevo sonreimos, nos miramos
y lo sabes, sabes que nos marchamos, que nos separamos.
No decimos adios, nunca decimos adios
si lo hicieramos perderiamos una parte de nosotros mismos, una parte valiosa
una parte que ninguno esta dispuesto a dar
asi que sencillamente me besas y te vas.
Y yo me voy, me alejo, pensando en no mirar atras
tan solo para no tener que verte marchar.
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